Hoy, tú, salado y salvaje desatas mi vida. Te dibujo en la espuma, te siento en la brisa. Me excita el sabor de la lluvia. Me sumerjo en ella como submarino, buscándote en cada gota. Te imagino emergiendo de una hacia mi, cubierto de ventosas para succionarme completa, ofreciéndome ostras como carnada. ¿Pero que no entiendes que no necesito de convencerme? Hoy, tú, hijo de ponto me enamoras.